25/8/11

El humor en el teatro. Una perspectiva invertida


JORNADAS TEMÁTICAS DE LITERATURA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA:
EL HUMOR EN LA LITERATURA ARGENTINA
Mendoza, del 25 al 27 de agosto de 2011

Resumen
El teórico teatral Patrice Pavis, define a la composición paradójica como la técnica dramatúrgica con la que cuenta el escritor con el fin de invertir la perspectiva de la estructura dramática. La noción de perspectiva también nos parece interesante evocar dado que nos remite a la idea de una mirada que se construye. A esto se le puede agregar, que el escenario puede pensarse como aquel lugar en el cual se calcula cómo será mirado lo que se expone. Esta variable, poco atendida, permite reconstruir el tipo de convención presupuesto. Asimismo, el procedimiento de la composición paradójica no sólo es un recurso textual sino que tendrá efectos estilísticos en tanto que será más frecuente encontrar composiciones paradójicas en algunas obras determinadas ¿Será entonces posible asociar este procedimiento a determinados estilos teatrales, autorales o epocales? Nos arriesgamos a señalar que si prestamos atención a una serie de escenas cortas en las que se observen en su puesta en escena reminiscencias de humor negro a través del análisis y comparación de sus poéticas, se podrá apreciar entonces cómo funciona esta categoría estética como uno de los recursos de la composición paradójica para invertir la perspectiva de la estructura dramática de una obra.

Palabras-clave: Teatro - Composición paradójica – Cómico - Estética


BLACK HUMOR IN THEATRE. REVERSE PERSPECTIVE.


Abstract

Patrice Pavis, defines the paradoxical composition as dramaturgical technique with which the author has to reverse the perspective of dramatic structure. The notion of perspective it is interesting also, because brings to mind the idea of ​​a look that is built. We can added, that the stage is the place in which the director can calculate what it will be looked. Also, this variable allows the possibility to reconstruct the type of convention. Furthermore, the paradoxical process of composition is a resource not only textual but have stylistic effects while compositions will be more frequently found in certain works paradoxical Will then this procedure can be associated to specific theatrical styles, authorial or epochal? We risk to point out that if we pay attention to a series of short scenes in which they observe in their staging reminiscent of black humor, through analysis and comparison of their poetry, then you can appreciate how this aesthetic category as one of resources to invest composition paradoxical perspective of the dramatic structure of a work.

Key-words: Theatre – Paradoxical Composition – Comic – Aesthetics



Introducción

En trabajos anteriores venimos abordando el rasgo de lo cómico como una categoría estética aplicada al la producción de las artes escénicas.
            Nuestro interés se centra en tomar lo cómico como categoría estética. Esto quiere decir que podemos encontrar al menos dos acepciones del concepto de lo cómico, una referida al género y la otra referida a lo que denominamos como categoría estética. Ambas acepciones tienen reglas que las diferencian. En principio, sostenemos como hipótesis que lo cómico se transforma en categoría estética cuando funciona como filtro, corte, encuadre y cuando se presenta como contrapunto en la trama. Ya está cristalizado que lo cómico es una característica humana. Y hay estudios que confirman que en las condiciones más miserables de la existencia se recurre al humor para sobrevivir (Rudy y Eliahu Toker, 2003). En definitiva lo que intentamos sostener es que la estética construye una mirada que recorta a través de lo cómico un tratamiento estético posible de aquello humanamente irrepresentable.       
No cabría en este trabajo realizar un estudio extensivo sobre lo cómico en general, porque para ello deberíamos mencionar los importantes trabajos aportados con respecto a esta temática como los de Sigmund Freud, Bergson, Baudelaire, Pirandello entre otros, por lo tanto nos enfocaremos en la manera en que lo vemos materializarse.
Lo primero que podría mencionarse es que la categoría estética de lo cómico opera en un nivel de tensión. Precisa de la tensión para funcionar. Gerard Genette en un estudio sobre la parodia sugiere que “lo cómico no es otra cosa que lo trágico visto de espaldas” (Genette, 1982:26).
Considerando la tensión como elemento constitutivo, encontramos cierta analogía estructural en la conformación de lo cómico como tal y en la conformación del lenguaje teatral. La analogía encontrada se refiere a que el teatro que venimos estudiando, el occidental, se estructuraría a partir del modelo actancial, es decir, el elemento que estructuría al lenguaje en cuestión es la existencia de líneas de fuerzas (no paralelas) que se manifiestan en tensión.
El modelo actancial del que hablamos es el que se desprende de los estudios sobre relato de W. Propp (1928) a partir de un corpus de cuentos rusos. Para ello, el autor encontró que en todas las fábulas estudiadas había un esquema de siete partes (actantes) y cada una de ellas tiene una determinada función dentro del relato. De esta manera, la utilidad del modelo está dada en la posibilidad de reducir el mundo dramático en las infinitas combinaciones de estas funciones. A partir de  Propp, no fueron pocos los autores que lo retomaron. En el caso del teatro particularmente, Anne Ubersfeld (1977) aplicó este modelo leído a través de Souriau (1950) y Greimas (1966). 
En consecuencia, esta forma, la de líneas de fuerzas en tensión, la vemos representada en lo que llamamos cómico. Para que lo cómico se produzca y por consecuencia tenga un efecto risible, más allá de toda definición que pueda darse, observamos que necesariamente tienen que existir fuerzas que se opongan. Si pensamos por ejemplo en una secuencia de acciones simple, como la de un hombre caminando por la calle, lo cómico se estructurará como un cambio no habitual en su transcurso. El ejemplo canónico es el del hombre que caminaba y tropieza con una cáscara de banana que termina trinándolo al piso. Por otro lado, también podemos encontrar estas fuerzas en oposición en el teatro cuando pensamos en el texto y su interpretación que hace que el enunciado tome distancia de la expectativa previsible en su enunciación. Por ejemplo un hombre serio pidiendo ayuda para nuestro hombre tras la caída por la banana lo hace descostillándose de risa en el piso.
Intentando aproximar un paso más, nos dimos cuenta de que el concepto de lo cómico no nos permite metodológicamente avanzar en el análisis de las muestras que tomamos. La razón de ello es que era ciertamente forzado nombrar como cómico aquello que estamos mirando en obras teatrales que en su temática se refieren a aspectos trágicos de la humanidad o lo humano pero en su forma el tratamiento dado produce efectos risibles.
La cuestión que tal vez más incomoda es que hablar de lo cómico nos remite demasiado al género y precisamente, el corpus que nos interesa claramente no pertenece al género de lo cómico. Es por ello que vimos necesario realizar un esquema en el que podamos ubicar este corpus de obras. Y fue entonces que pensamos en el concepto de humor. Este concepto, reenvía a un estado que puede ser tanto “bueno” como “malo” y de alguna manera, aunque abordamos el humor risible, nos desligamos de una asociación cristalizada.
Ahora bien, llevando el concepto a nuestro campo, el de la estética teatral, implica tratar de definir el humor (como diferente al campo de lo cómico) y observamos que se lo ha analizado desde varios puntos de vista, desde el arte, la filosofía, hasta la ciencia sin llegar a una sola conclusión. Por esta razón, no se puede partir de una sola concepción del humor.
Sin embargo, encontramos que es más frecuente la utilización de la definición tradicional de humor que fue aportado por S. Freud en el año 1927 y que la encontramos analizada por O. Steimberg en Sobre algunos temas y problemas del análisis del humor gráfico:
“El locutor del dicho humorístico tematiza o manifiesta en principio un sufrimiento, una ofensa recibida del mundo exterior. El efecto placentero -que también es descripto por Freud en tanto efecto compartido por emisor y receptor- devendría de un ahorro en emoción, al subordinarse la ofensa al principio del placer a través de la confirmación, mediante el acto de humor, de la "grandeza" del yo” (STEIMBERG, 2001)
En consecuencia, no pareciera muy desacertado considerar al humor como una categoría -estética- y ubicarlo en el medio entre lo cómico y lo trágico y asimismo, distanciándose de las emociones suscitadas por lo trágico y lo cómico, es decir, que en el medio de esos dos ejes podríamos encontrar obras teatrales que a través del recurso humorístico pongan en tensión lo trágico y lo cómico, al mismo tiempo que se distancia de uno y otro.
La negrura que le agregamos es para darle una mayor precisión al lector y de esta manera pueda anclar el concepto de negro con el corpus que trabajamos. Aunque Pavis habla de comedia negra, al mismo tiempo se retracta señalando que “de la comedia la obra sólo tiene el nombre” (1998:78). De esta manera, si hablamos de humor negro se sabe que son textos que se refieren al mundo de manera pesimista.


Humor en escena

¿De qué manera entonces aparece el humor? ¿Cuáles son sus procedimientos? ¿Cuáles son los principales elementos que participan en al construcción del humor?

Para realizar un análisis de cómo los procedimientos humorísticos aparecen en escena recordamos dos conceptos del teórico teatral Patrice Pavis que nos parecen claves, dado que nos podrían permitir abordar al teatro desde sus reglas de generación para luego pensar en su procedimiento humorístico.
El primero de ellos es el de la composición paradójica y la define como la técnica dramatúrgica con la que cuenta el escritor dramático con el fin de invertir la perspectiva de la estructura dramática.
Pavis señala al menos dos maneras en que puede darse esta inversión (Pavis 1998:86):

a-      El Intermedio cómico que consiste en insertar un episodio cómico en plena situación trágica.
b-     La figura de la ironía que consiste en mostrar la ironía del destino de un personaje trágico

¿Será posible pensar la composición paradójica como un recurso con la que cuenta el humor?

Vayamos a un estudio de caso: la obra Campocómico (2005) con dramaturgia de Javier Santanera y José Luis Valenzuela y dirigida por este último, está principalmente basada en la trilogía de Primo Levi, y sus relatos de sobrevivir el Holocausto.
La obra tendrá entonces, como universo temático el campo de concentración y de este fondo resalta el personaje de un prisionero que a su vez se convierte en un contador de chistes y realiza su show. Hay en esa configuración cierto reenvío al stand up. Los chistes tienden mayoritariamente a referirse a la supervivencia en  el campo. Y será esta tensión el elemento que configura el monólogo de principio a fin.
Observamos que la obra comienza con una serie de chistes que funcionan como carta de presentación del cómico Son chistes más bien típicos de humor judío. De este modo, se obtiene un primer plano del cómico que dista del prisionero. Lo que nos da a entender que se trata de un prisionero es fundamentalmente el vestuario. Harapos de camisa y pantalón más gorro a rayas. En cuanto al contenido de los chistes, de a poco, irá virando hacia la zona oscura del campo y aparece un segundo plano: el espacio del campo y la supervivencia específicamente.
Podría decirse que los dos elementos de la composición paradójica se encuentran presentes en este texto. Veamos un ejemplo de intermedio cómico en la siguiente réplica:

-(…) Se escucharon varios disparos, un largo silencio y ya nunca más volvió (Shepszel) a escuchar a su mujer ni a sus hijas.
Dichoso de él, diría Elías (…)-

Es interesante agregar al aporte de Pavis, que así como tenemos intermedio cómico como recurso del cual se prevé determinados efectos de sentido, también podríamos pensar en un “intermedio trágico” que tiene similares efectos. El siguiente ejemplo ilustraría lo que estamos refiriendo:

El personaje se prende un cigarro mientras hace aparecer carteles con los siguientes textos:
-(…) ¿Es lindo el amor, no? / 14 meses dura la pasión /  16 días la alegría por ganar la lotería / 1 hora la conmoción mundial por la masacre de Krieve / 15 minutos la muerte en cámara de gas  (…)-

La otra figura que mencionamos en la figura de la ironía. Ésta la observamos, por ejemplo, hacia el final. El personaje demora el final de cierre de su show:

-(…) ¿El espectáculo no les gustó? Les pido mil disculpas. Disculpas, disculpas, disculpas, disculpas, disculpas…
¡Ah! Ya entiendo. Lo que ustedes están esperando es el remate de esta historia. Lo único que interesa en realidad es el remate, es lo más importante. No se preocupen, amigos, puedo asegurarles que tengo preparado para ustedes un buen remate (…)
Comencemos, ¿Cuánto me dan por este gorro que perteneció al minero armenio Levon Bobosian? ¿Quién ofrece más? ¿Cuánto? ¡Un millón al señor!
¿Y cuánto por esta camisa que perteneció al poeta Tadeuz Borowski y luego pasó a manos de mi amigo personal, el ingeniero Primo Levi? ¿Cuánto señores? ¡Tres millones ahí!

Mientras sigue el personaje con el remate, se proyecta un texto a un costado en el que se observa un listado de países que fueron escenario de masacres y genocidios seguido por cifras millonarias que guiñan la cantidad de muertes de casa uno de esos países dando cuenta, en cierto modo, de que el Holocausto no ha sido el único genocidio que ha sufrido la humanidad. Finalmente, los objetos rematados son todos aquellos que se observan en escena, incluido el vestuario del personaje. Asimismo, puede apreciarse que los objetos están claramente derruidos y las prendas  convertidas en harapos.


La perspectiva del humor

La noción de perspectiva también nos parece necesario introducirla dado que nos remite a la idea de construcción de una mirada escénica. Es decir, el escenario puede pensarse como aquel espacio en el cual el director calcula cómo será mirado lo que se expone. Pues todo lo que está dentro del escenario a la vista del público, todo significa, todos son signos. Esta variable de la perspectiva, poco atendida, permite reconstruir el tipo de convención presupuesto.
En la obra traída a ejemplo vemos como la construcción del personaje es coherente con la perspectiva elegida: la ruptura de la cuarta pared en tanto el personaje interpela al público. Cuando  cuenta chistes, se los cuenta al público, los mira, los cuestiona y les hace preguntas directamente. Asimismo, la obra construye dos personajes: el del contador de chistes, y el prisionero. Y se observa que el primero tiende a invisibilizar al personaje del prisionero, pues se trata de un comediante y ya no un actor. El contador de chistes supone un efecto de borramiento en cuanto a la construcción de personaje y exige la ruptura de la cuarta pared puesto que el cómico se dirige al público creando ese efecto de transparencia. En este sentido, las palabras importantes aquí son borramiento y transparencia y es necesario dar cuenta de que estos efectos son tan construidos como los de la invisibilación.

A modo de cierre

            Para finalizar diremos, en primer lugar, que es posible ver que esta obra en particular tiene una estructura en la que observamos dos niveles de teatralidad que se cruzan. Se construyen dos espacios, dos personajes, dos historias. El espacio del stand up y el espacio del campo de concentración, el cómico que se desdibuja del personaje del prisionero, el relato del cómico y el relato del prisionero.
Además de estos cruces, la composición paradójica parece ser la estructura sobre la que se erige el texto y su puesta en escena. El aspecto cómico parece convocado por esa jocosidad propia del espacio del stand up y llevado a un espacio tortuoso. ¿Será que la estetización del humor procede como un filtro?
La distancia tanto con la identificación y la catarsis, como con el extrañamiento absoluto, la interpelación al público, la caída de la cuarta pared, mostrar el carácter construido del teatro… ¿Se podrán agrupar estos elementos dentro del campo del humor?
Según ciertas líneas de corriente teórica un rasgo característico de estilo de época, el de ésta, es la hibridación, la mezcla y cruces de lenguajes. ¿Será que el humor fue lo suficientemente permeable para dejarse nutrir por otras raíces?

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

GENETTE, G[1982] (1989) Palimpsestos. Madrid: Ed. Taurus

IBARRA, I. (2010) “Tragedias y conflictos sociales en escena”. Trabajo presentado en el XIX Congreso Internacional de Teatro Iberoamericano y Argentino. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

IBARRA, I. (2011) “Estética de la creación teatral”. Trabajo aceptado para presentar en las II Jornadas de Crítica Genética. Ciudad de Tandil, Buenos Aires, Argentina

NIETSZCHE, F. [1872](1998) El Nacimiento de la tragedia. Madrid: EDAF

PAVIS, P. [1998] (2007) Diccionario del teatro. Dramaturgia, estética, semiología. Buenos Aires: Paidós

STEIMBERG. O. (2001) “Sobre algunos temas y problemas del análisis del humor gráfico” Signo y seña. Instituto de Lingüística, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.

TOKER, Rudy y Eliahu (2003) Odiar es pertenecer y otros chiste para sobrevivir. Buenos Aires: Norma Editorial






3/7/11

El desmontaje: hacia la consolidación de un instrumento para la investigación y producción de conocimiento en el campo de la teoría y la estética teatral

Roland Barthes señalaba en 1954 que el teatro popular debía responder a un público de masas, a un repertorio de alta cultura y una dramaturgia de vanguardia. Estas tres características no gozan de autonomía, sino que se deben dar simultáneamente.
Cincuenta años después de estas consideraciones, hemos descubierto un espacio valioso en el que la misma discusión adquiere una notable vitalidad. Se trata de un grupo de personas que sigue trabajando apasionadamente el teatro popular. Este espacio lo hemos encontrado en una provincia pequeña al extremo norte de Argentina llamada Jujuy. El objetivo de este conjunto de docentes, actores y relacionados al teatro, no es sólo investigar, o hacer funciones para un público masivo, o salir a los barrios y la calle a llevar teatro a aquellos lugares donde el teatro no llega, o discutir cuáles son los alcances de la práctica de teatro popular. Sino que, además, a través de la organización del Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano (Entepola), se trata de definir los alcances teóricos de esta milenaria práctica en forma colectiva. Para ello, los organizadores jujueños de Entepola resolvieron incluir entre las actividades del Encuentro un espacio para el desmontaje de las obras. Se trata pues de un ámbito que invita a los elencos a reflexionar acerca de los procesos creativos. El objetivo planteado para este espacio fue el de promover el debate e intercambio de saberes entre los elencos. En cada edición de Entepola se le propone a cada grupo que desarrolle su propio proceso creativo que dio por resultado el espectáculo al mismo tiempo que se reflexione sobre las técnicas teatrales utilizadas, el espacio escénico, otros lenguajes que intervienen y todas aquellas condiciones de producción que son observadas en las puestas. Por otro lado, y dado el marco de popular que denomina al encuentro, se cree pertinente que cada grupo desde su lugar de trabajo caracterice de qué manera concebía este aspecto en su propia producción teatral.


Convencidos de que el desmontaje es el espacio propicio para consolidar una teoría sobre el teatro que se nutre y surge de su misma práctica (la teatral), nos embarcamos en el proyecto de describir, a la vez que sistematizar, este espacio como un posible instrumento de investigación y producción de conocimiento en el campo de la teoría y estética teatral contemporánea.

El lugar del espectador en la construcción de una estética de teatro popular

III Jornadas Nacionales de Investigación y Crítica Teatral
2 al 5 de mayo de 2011  - Ciudad Autónoma de Buenos Aires


En enero de 2010 fuimos convocados por la organización del Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano (ENTEPOLA) – Jujuy 2010 para coordinar el espacio del desmontajeEste Encuentro que se lleva a cabo en la ciudad de Jujuy desde hace tres años cuenta, no sólo con la programación de espectáculos y sus respectivos desmontajes, sino que además incluye entre sus actividades conferencias, talleres y el plenario final que en la edición de 2010 se llamó “hacia una definición del teatro popular”.
Consideramos valiosísima la propuesta de ENTEPOLA tanto como lugar de encuentro e intercambio entre grupos y artistas como así también una herramienta fundamental para democratizar y  vincular con la sociedad la multiplicidad de propuestas artísticas y la diversidad de estéticas. En este sentido, nos parecen esenciales los espacios de diálogo, participación y reflexión que no pretenden clausurar conceptos sino abrirlos, ramificarlos, sembrarlos y dejarlos crecer.
Por ello creemos importante, la acción y el efecto de compartir saberes, visiones y experiencias, porque entendemos un encuentro popular como la posibilidad de una construcción colectiva.
El objetivo de los desmontajes está motivado entonces, para que cada grupo pueda compartir el camino recorrido en la producción de su espectáculo dando cuenta de las técnicas teatrales abordadas, el contexto artístico, social y cultural de su lugar de origen, el uso del espacio escénico, otros lenguajes que intervinieron y todas aquellas condiciones de producción que hacen a la puesta.
La actividad consiste en propiciar espacios expositivos y participativos en igual medida, que alienten la reflexión y el intercambio sobre las diferentes propuestas estéticas. Estas charlas se estructuran a partir de la observación y el análisis de los distintos elementos que componen o estructuran un hecho teatral.

1. Los tópicos recurrentes
1.1 Arte y política, Arte y estética
Gran cantidad de las exposiciones en la 2° edición estuvieron marcadas por el carácter  político del arte, y en este caso, en el teatro popular. Asimismo, se discutieron las variadas configuraciones de las obras. En este sentido, lo que fue definiéndose fue que las elecciones del director -o quien haga a su vez de director- respecto al formato de la obra, son decisiones políticas y sumado a esto se desprendería que aunque la obra no tuviera explícitamente un mensaje de contenido político, éste atraviesa la imprenta.
En esta línea, una obra de danza montada por la compañía mexicana, representaba distintos bailes de salón. A primera vista, se prejuzgó un trabajo montado por bailarines profesionales y hasta su poca correlación con el teatro popular. Sin embargo, en el desmontaje se descubrieron ciertos aspectos que no se habían visto arriba del escenario: por ejemplo, el coreógrafo resaltaba su elección de trabajar con bailarines no profesionales que recluía de talleres abiertos a la comunidad montados en barrios humildes de México y que a partir de la formación de una compañía de danza desde el taller, las funciones realizadas por ésta, se destinaban frecuentemente para beneficencia.
Es decir, lo popular no se desprendía de lo que se podía observar en el escenario, sino en las condiciones de producción de la obra, en tanto que desde un taller abierto se formaba una compañía, y popular en su recepción, dado que la compañía desarrolla funciones en el mismo espacio de circulación en el que se había concebido. Hubo razones para creer entonces, que lo popular no se imprime sólo en el acontecimiento observado durante la espectación.
También se habló del cuerpo, en este caso el del actor, como cuerpo ideológico. Su cuerpo alberga la memoria de la historia, del pueblo. De esta manera, el teatro está investido de sentidos que conforman una idea de lo político. Toda decisión estética es por lo tanto ideológica; desde recuperar mitos populares y representarlos en escena, como las decisiones que comprometen al espacio escénico, como lo es la elección de un formato que se adapte a todo tipo de espacio -principalmente la calle- y posibilite, por ejemplo, la representación de un personaje estereotipado de un pueblo eligiendo un formato como el de monólogo-show, o el formato de un teatro de varieté.  
Las decisiones estéticas -como posturas políticas- se conciben entonces como uno de los aspectos que se desarrollan en la práctica del teatro popular. En este sentido, observamos en otro ejemplo, un infantil en el que los actores manipulan títeres y que la voz que les dan a sus personajes es de carácter onomatopéyico acentuando la gestualidad de las acciones de los muñecos. Esta configuración hace posible que el espectáculo pueda presentarse sin problemas en cualquier ciudad del mundo y al poder ser fácilmente decodificada en cualquier idioma, se le pueda conceder un carácter inclusivo. En consecuencia, se desprendía que lo popular en esta obra está claramente ligado a la retórica, y que produce a su vez, un efecto en la recepción en tanto su carácter inclusivo.
Otro ejemplo con respecto al texto lo encontramos en el espectáculo de varieté que reunía números de magia, de danza y de humor. El grupo manifestaba que, la representación de una obra casi sin texto disminuye las dificultades que pueden presentarse con respecto al idioma.  

2. Lo popular en lo temático, retórico y enunciativo
Con el fin de dar un orden, a grandes rasgos podría decirse que lo popular atraviesa estas tres áreas que desarrollaremos a continuación:

2.1 Lo popular en la elección temática
Se observó en muchas de las obras la tematización de mitos, leyendas o personajes típicos de un pueblo o ciudad. En otros casos se ponían en cuestión procesos históricos, o representaciones de situaciones conflictivas sociales popularizadas a través de los medios masivos de comunicación, como por ejemplo una obra de teatro foro en la que se tematizaba las relación de opresor/oprimido dentro de un ámbito de violencia escolar.

2.2 Lo popular en la retórica
La retórica de una obra se la definió, como ya lo mencionamos anteriormente, en términos de decisiones estéticas referidas a las cuestiones formales, es decir, a los elementos de configuración de la obra en la que reside una decisión política en tanto que se asume una postura. Esta decisión, en cierta forma, se encuentra afectada por las condiciones sociales dadas. Los grupos manifestaron que lo popular en este caso, se desprendería de la elección –política- de determinadas formas por sobre otras.
             
2.3 Lo popular en la recepción
Se habló también de la manera de abordar el teatro como práctica generadora (o restablecedora) de vínculos sociales. Éste fue un eje fuertemente debatido durante los desmontajes en cuanto al “para quién”.
 Podríamos agregar, que muchos grupos reconocieron en el teatro popular un espacio social que implica la accesibilidad -de consumo- “para todos”, no obstante, este término que connota la inclusión se asocia casi exclusivamente a poblaciones de bajos recursos, en riesgo o marginales, excluyendo de esta manera, otras variables que conforman a otros colectivos sociales. En consecuencia, se advirtió la necesidad de ser cuidadosos en este aspecto y ser lo suficientemente lúcido para reconocer la existencia de ciertos sentidos clasistas cuando se habla del teatro popular como un teatro “para todos”.

3. La tercera Edición
3.1 Segunda experiencia de Desmontaje
A diferencia del año anterior, los tópicos que insistieron con fuerza estuvieron del lado de la figura del gestor cultural/financiación y el vínculo/relación con el público.
Una vez más se observó cierta resistencia, o tal vez dificultad, para hablar exclusivamente de estéticas.
De todas formas, consideramos que esta práctica de desmontaje enriquece notablemente a los grupos que se nutren de las experiencias de cada uno de los pueblos latinoamericanos que participan del Encuentro. De esta manera se comparten “modos de hacer” tanto de Brasil, como Costa Rica, Bolivia, Chile, entre otros.

3.1.1 Figura del gestor / Sistema económico
El gestor cultural es un rol que en su mayoría lo cumple el mismo actor, director o técnico. Al mismo tiempo se señalaba la creciente oferta académica en gestión en diversos países. Este tópico generaba ciertas incomodidades porque conducía a pensar en la marketización del teatro. Lo más difícil era pensar en si se puede trazar una analogía entre la venta de un producto cualquiera, pongámosle indumentaria, y una obra teatral ¿El actor debe además formarse para competir en el mercado y venderse a sí mismo? ¿El actor es el único que puede vender su producto porque es quien más lo conoce? ¿O la formación en gestión cultural es una especialidad aparte que media entre la producción y el consumo y que lo cumple alguien de afuera del grupo?
A partir de estas preguntas que se reiteraban una y otra vez, podía observarse que lo que se cuestionaba era la economía misma, el sistema de intercambio, las políticas culturales y los resabios del “libre mercado” en algunos de los discursos.
Lejos de llegar a una conclusión son preguntas que abren nuevos caminos, nuevas preguntas, nuevos cuestionamientos que incluso llegan  más allá de las fronteras del teatro.
En la misma sintonía se hablaba de políticas culturales regionales y cada grupo desde su lugar describía su situación.
La gente de Bolivia señalaba que los diversos grupos de teatro de La Paz suelen trabajar en conjunto y articuladamente. Por ejemplo: cuando un grupo sale a vender un espectáculo infantil a escuelas, no sólo ofrece el suyo, sino que además tiene en cuenta a los otros.
También con respecto a nuestro país, se discutía que las políticas culturales de las instituciones más poderosas, se quiebran puesto que no hacen base en las regiones. Aparentemente, estas políticas apoyan lo masivo y no lo popular, se evalúa el éxito desde lo cuantitativo y no desde lo cualitativo. A esto se le acudía una falencia de base teórica del teatro popular. Por ello, la organización de ENTEPOLA considera imperante sentar estas bases.


3.1.2 Estética e identidad del teatro popular
Los elencos Brasileros señalaban que los actores deben identificar su lenguaje para saber a quién se dirigen.
De esta manera se empezó a discutir de las necesidades culturales de un pueblo y se manifestaba la necesidad de conocer qué es lo que un pueblo necesita decir. En este sentido, la elección de una temática específica o de una estética en particular, construye la identidad y pertenencia a una comunidad.
Si hablamos de estética propiamente dicha, entramos en la dificultad o imposibilidad empírica de identificar una estética homogénea en el teatro popular. Si algo se vio durante el Encuentro es una polifonía de estéticas, un entrecruzamiento de lenguajes y consideramos que, en todo caso, este es uno de los rasgos fuertes: un encuentro de teatro popular propicia la democratización de lenguajes.
En cuanto a las bases teóricas, lo consideramos como una meta verdaderamente ambiciosa y más que llegar a ella, nos traza el camino hacia donde se dirige el Encuentro mismo. El espacio de desmontaje en este sentido propicia la reflexión y discusión de la estética e identidad del teatro popular como diferente a la práctica teatral, pongámosle por ahora, oficial.
Y en este espacio es que podemos ir oficializando el teatro popular como campo disciplinar autónomo.
Reiteramos que el propósito de llegar a una teoría del teatro popular, es por ahora una brújula para comenzar a diferenciar este campo con otros campos.


3.2 El espectador
A partir de la experiencia del año anterior, con sus errores y con sus aciertos, con un poquito más arado el camino, pensamos agregar una segunda actividad con el público ¿por qué con el público? Bien, la respuesta se sostiene en la necesidad de expandir el espacio reflexivo del desmontaje. Veíamos necesario visualizar a los espectadores, darles un espacio y empezar a considerar al público como un integrante más del Encuentro.
De esta manera se convocó al público jujeño a una charla para que pudiera compartir con nosotros las vivencias y experiencias que cada uno de ellos tuvo ante la presencia de los espectáculos.
El objetivo principal de esta actividad fue la de sensibilizar a los integrantes de la comunidad ante los diferentes modelos estéticos y los diversos conceptos que conforman un hecho teatral, sin olvidar que el contexto que nos reunía era el de un Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano.
Una máxima de la que nos hemos apropiado es la de no subestimar la opinión del público pues éste es el último soporte de la obra, es quien significa la obra mientras acontece y ¿qué es el teatro, sino un acontecimiento? ¿Qué es el teatro sino un actor que cruza la escena y un espectador que lo mira? Hoy por hoy, los espacios que dominan la significación de un espectáculo –y podríamos extendernos al arte en general- están reservados a especialistas, que se suponen están en posesión de un saber y mayoritariamente integran la institución de la crítica. Esto es natural que suceda en una sociedad mediatizada. Pero yendo un poco más allá, pareció pertinente la posibilidad de abrir otros campos alternativos como lo fue esta experiencia en la cual es el espectador el protagonista de reconstruir el sentido. La crítica media, el espectador integra.
Para abordar cada concepto se incentivó el diálogo e intercambio de los espectadores a partir de ejemplos prácticos (improvisación, performance, representación de escenas cortas) que funcionaron como punto de partida o disparador. De esta manera se evitó generar un espacio estrictamente teórico para privilegiar la participación de los participantes en la construcción colectiva de un sentido estético popular.


4. A modo de cierre
No hay aquí ni conclusiones preliminares, ni modos de conclusión algunos. Tampoco pretensión de hacerlo.
Diremos entonces que esta rica experiencia nos invita a descubrir problematizaciones que se nos mantenían ocultas y que en consecuencia nos llenan el camino de preguntas. También nos animan a cuestionar aquello que creíamos dado. Y en el encuentro, en ese suceso mágico que sólo puede darse cuando uno se siente parte de un colectivo, permitirnos la audacia de meternos en los lugares difíciles de la cultura y porqué no, transformarlos.

2/6/11

Estética de la creación teatral


II JORNADAS DE CRÍTICA GENÉTICA
ANÁLISIS DE PROCESOS CREATIVOS EN ARTES ESCÉNICAS
2, 3 y 4 de junio 2011
Grupo de Investigación en Artes Escénicas - Córdoba, Argentina


Estética de la creación teatral
¿Desde qué lugar partir para abordar el universo de la creación teatral? Antes de esbozar respuesta alguna, sería pertinente justificar qué entendemos por teatro sin pretensiones de llegar a una definición, dado que en el terreno de la teoría teatral y también de su historia, son múltiples las significaciones que se le ha dado a esta práctica artística. Ya sea desde su función (social, política), ya sea desde su configuración. A su vez, observamos que las definiciones pueden encerrar en sí mismas algunos conceptos que pueden funcionarnos como disparadores para acercarnos al universo de la creación teatral y a su vez, reflexionar acerca de su estética.
Por lo tanto, en las próximas líneas trabajaremos tres aspectos. El primero concierne a los rasgos que constituyen el lenguaje teatral. El segundo abordaremos algunas operaciones que intervienen en el acto de creación y por último un aspecto que consideramos inseparable y que engloba las dos primeras y se tratará de una aproximación a la estética teatral.

I. Sobre el lenguaje teatral
En primer lugar podría señalarse que uno de los rasgos que constituyen al teatro como tal es el de un actor que cruza la escena y un espectador que lo mira, como bien fue señalado por Peter Brook. De esto podría desprenderse que para que haya teatro es necesaria entonces, la existencia de la relación que vincula al actor con el espectador simultáneamente ¿Cómo se materializa este vínculo? Nos excede hablar del espacio pues es un asunto problemático. Por ello, sólo diremos que la relación actor/espectador necesita compartir la misma dimensión de tiempo y de espacio de manera simultánea y esto acompaña a la noción de que el teatro es acontecimiento, es el hic et nunc. Sin embargo, podría señalarse que a través de los recientes dispositivos de comunicación y la implementación de Internet en el arte, se ha demostrado que ya no es necesario el hic del teatro, es decir que ya no se vuelve imprescindible compartir el mismo espacio físico para que al menos dos personas compartan un acontecimiento.
A la aproximación, señalada por Peter Brook se le puede agregar que el teatro representa, a través del cuerpo del actor -y no necesariamente de la palabra- un conflicto. Y esto nos recuerda al teatro de Artaud. Siguiendo al autor, la palabra no es un elemento indispensable para que haya teatro. No somos capaces de abordar tan compleja teoría pero diremos que en relación a la especificidad del lenguaje teatral, no es el texto una cualidad específica del teatro. A propósito, Artaud señala:

            “Siendo la escena un espacio físico concreto, exige ser ocupado y que, además, se le permita expresarse con su lenguaje específico (…) destinado a ser captado por los sentidos de manera independiente de la palabra”. (A. Artaud 2002:33)         

Esto significa que el teatro se dirige a los sentidos e impacta sobre todos ellos. Artaud no descarta el lenguaje oral sino que habla de una poesía del espacio que hace uso de todo cuanto tenga  su alcance como medio de expresión, incluso de la sonoridad de las palabras.
Con lo dicho anteriormente, volvemos a la noción de conflicto y lo pensaremos como el efecto o resultado de la tensión de fuerzas opuestas que bien puede darse entre la corporalidad del actor y los objetos –y, otra vez, no solamente en el texto-.
Habiendo descrito algunos de los rasgos generales del lenguaje teatral continuaremos con lo que se refiere a la creación teatral.

II. Creación teatral
Con respecto al lenguaje, Bajtin señala en su trabajo sobre géneros discursivos, que hay tantos usos de la lengua como actividades humanas. Esto significa que los usos del lenguaje son inagotables. Nos gusta pensar lo mismo con el teatro. El teatro puede crear una infinidad de combinaciones y dar por resultado diversas poéticas.
En primer lugar, diremos que una obra se compone de uno o varios ejes que son las fuerzas en oposición que estructuran la obra.
Presentaremos entonces una serie de variables que intervienen en la creación teatral y que nos permiten descubrir algo de su funcionamiento.
El teatro es ante  todo conflicto en tanto lo entendemos como relación de fuerzas.
La pareidolia por ejemplo, es la capacidad de percibir formas en cosas que no la tienen. Hay un ejemplo muy común de esta operatoria y la hemos practicado todos de niños cuando tirados sobre el pasto jugábamos a descubrir formas en las nubes, y es entonces cuando a la condensación de vapor de repente se le adjudica un sentido. Pero puede suceder que esa nube claramente nos represente la cara de la tía, una estrella, o un dinosaurio. Pues entonces podríamos decir que hay una relación más o menos literal entre la forma y el sentido adjudicado.
El teatro se sirve de las pareidolias y el espectador no necesita del referente para creer que allí está esa forma que adquiere sentido en el acto de percepción. Pero para que la forma se le devele al espectador, sólo precisa que resalte del fondo que se halla elegido. Por lo tanto, si seguimos con la metáfora del cielo, un cielo azul y sin nubes no dará figuras que permitan descubrir sentidos nuevos.
Otro fenómeno muy común que interviene en el acto creador es la disociación que consiste en relacionar dos elementos de universos distintos, creando un nuevo sentido.
En cuanto al estatuto de los personajes, la riqueza de estas construcciones está determinada en buena medida por la contradicción, lo que también genera en un punto un conflicto de fuerzas en tensión. Cuando los bellos se afean o se embellecen los feos, cuando los malos se enternecen y los buenos se pervierten, etc. Esta relación entre opuestos funciona para desmarcar el personaje del estereotipo y es otro eje que hace a la estructura de cada obra.
Otra relación que encontramos en el teatro es la indicial, lo aludido. Se puede manifestar tanto en la dimensión del tiempo como del espacio. Se alude a algo de otro tiempo o se alude a un fuera de escena. En la misma línea, la metonimia es la forma más poderosa del la construcción del hecho teatral (tomar la causa por el efecto, la parte por el todo)

III. Estética teatral: lo cómico
Como el universo de la estética teatral es inabordable, y aún más en este trabajo, es preciso circunscribirse a un aspecto. Así pues, dentro de este vasto campo, nuestro interés vira hacia lo cómico como categoría estética y lejos, casi diríamos opuesto, al género. En principio, sostenemos como hipótesis que lo cómico se transforma en categoría estética cuando funciona como filtro, corte, encuadre y cuando se presenta como contrapunto en la trama. Ya está cristalizado que lo cómico es una característica humana. Y hay estudios que confirman que en las condiciones más miserables de la existencia se recurre al humor para sobrevivir (Rudy y Eliahu Toser, 2003). En definitiva lo que intentamos sostener es que la estética construye una mirada que recorta a través de lo cómico un tratamiento estético posible de aquello humanamente irrepresentable.       
No cabría en este trabajo realizar un estudio extensivo sobre lo cómico en general, porque para ello deberíamos mencionar los importantes trabajos aportados con respecto a esta temática como los de Sigmund Freud, Bergson, Baudelaire, Pirandello entre otros, por lo tanto nos enfocaremos en la manera en que lo vemos materializarse. Lo primero que podría mencionarse es que la categoría estética de lo cómico opera en un nivel de tensión. Precisa de la tensión para funcionar. Gerard Genette en un estudio sobre la parodia sugiere que lo cómico no es otra cosa que lo trágico visto de espaldas. No podríamos agregar nada más a esta curiosa definición asique será mejor ilustrarlo con un ejemplo.
La obra Campocómico (2005) con dramaturgia de Javier Santanera y José Luis Valenzuela y dirigida por este último, tiene como universo temático el campo de concentración. De este fondo resalta el personaje de un prisionero que realiza su show de stand up. Los chistes tienden mayoritariamente a referirse a la supervivencia en  el campo.
La tensión es el elemento que configura el monólogo de principio a fin. Veamos cómo:

-Relación figura/fondo: como ya lo señalamos, el fondo trata el universo del campo de concentración. Es el espacio en el que se desenvuelve la trama. Y como figura resalta el personaje del prisionero que encarna al contador de chistes. Allí tenemos un eje en tensión.
-Espacio escénico: desde la escenografía, objetos, vestuario y el diseño de iluminación y sonoro construye el verosímil de lo que es el campo. Sin embargo hay un elemento que funciona como bisagra y tensiona dos universos, el del campo y la retórica del stand up a través de la luz seguidora. En este sentido, observamos que este mismo dispositivo funciona en el stand up para enfocar centralmente al cómico delimitando a su vez el espacio escénico pero en el campo, la luz seguidora vigila el espacio y lo controla.
-Estatuto de personaje: la obra construye un personaje, el del capocómico, que a su vez invisibiliza al personaje del prisionero, pues se trata de un comediante y ya no un actor. El contador de chistes supone un efecto de borramiento en cuanto a la construcción de personaje y exige la ruptura de la cuarta pared puesto que el cómico se dirige al público creando un efecto de transparencia.
-Relación adentro y fuera de escena: otra línea de tensión en la obra es el eje que construye el adentro y el afuera. El campo está, ni totalmente afuera ni totalmente adentro. Está construido alrededor. Sin embargo, este afuera, este campo funciona indicialmente. Afuera o rodeando, la relación es contigua. Para ello se sirve del seguidor, el diseño sonoro en el que entre otras cosas se oye el estruendoso sonido de la sirena.

A modo de cierre
Se pueden decir varias cosas aunque inconclusas al respecto. En trabajos anteriores (Ibarra, 2010) hemos trabajado la analogía entre el lenguaje teatral y el planteo de Serge Daney para el cine moderno –de posguerra- que señala que los films que pueden pensarse como justos o morales son aquellos que logran desdibujar el referente real al cual pretenden acercarse, dejando en primer plano al enunciador o a la interpretación. En relación al teatro, nos permitimos pensar al acto enunciador de lo cómico como una posibilidad de distanciarse del objeto al que se está refiriendo.
Si llevamos este planteo al Campocómico, observamos que la obra comienza con una serie de chistes que funcionan como carta de presentación del cómico. De este modo, se obtiene el primer plano que dista del referente real. De a poco, el contenido de los chistes vira hacia la zona oscura del campo y aparece el segundo plano. Podríamos pensar entonces que la estructura de la obra tiene dos niveles de teatralidad. Se construyen dos espacios, dos personajes, dos historias. El espacio del stand up y el espacio del campo de concentración, el cómico que se desdibuja del personaje del prisionero, el relato del cómico y el relato del prisionero.
Lo cómico parece venir de afuera, arrancado de su espacio jocoso y llevado a un espacio de tortura, para finalmente subirlo a las tablas y resignificar estos espacios desde una mirada teatral. La estetización funciona aquí como filtro. Lo que está referido es tamizado por la figura de lo cómico.
No se trata de un tema trágico llevado al seguro espacio de lo cómico, sino lo cómico llevado al duro espacio que fue dominado –y aún lo sigue haciendo- por el tono de la solemnidad.
Finalmente, quisieramos cerrar con una frase de Nietzsche que señala que “sólo como fenómeno estético está justi­ficada la existencia del mundo” (F. Nietzsche, 1998)


Bibliografía
Artaud, A. (Ed. 2002) El teatro y su doble. Buenos Aires: Retórica
Daney, S. (1998) “El travelling de Kapo” en Perseverancia, Bs. As., Ed.: El amante
Genette, G. (Ed. 1982) Palimpsestos, Madrid: Ed. Taurus
Ibarra, I. (2010) “Tragedias y conflictos sociales en escena”. Trabajo presentado en el XIX Congreso Internacional de Teatro Iberoamericano y Argentino
Nietszche, F. (Ed. 1998) El Nacimiento de la tragedia, Madrid: EDAF
Toser, Rudy y Eliahu (2003) Odiar es pertenecer y otros chiste para sobrevivir. Buenos Aires: Norma Editorial

21/5/11

El humor negro en el teatro



Instituto Universitario Nacional del Arte
Área Transdepartamental de Crítica de Artes

II JORNADAS DE ESTUDIANTES Y GRADUADOS EN CRÍTICA DE ARTES
“Cuestiones críticas y la crítica en cuestión”



Lic. Ibarra Inés
El humor negro en el teatro
Lic. en Crítica de Artes


Introducción

En trabajos anteriores venimos abordando el rasgo de lo cómico como una categoría estética aplicada al la producción de las artes escénicas. Y encontramos cierta analogía estructural en la conformación de lo cómico como tal y en la conformación del lenguaje teatral. La analogía encontrada se refiere a que el teatro que venimos estudiando, el occidental, se estructura a partir del modelo actancial, es decir, el elemento que estructura al lenguaje en cuestión es la existencia de líneas de fuerza (no paralelas) que se manifiestan en tensión.

Esta forma, la de líneas de fuerzas en tensión, la vimos repetirse en lo que llamamos cómico. Para que lo cómico se produzca y por consecuencia tenga un efecto risible, más allá de toda definición que pueda darse, observamos que necesariamente tienen que existir fuerzas que se opongan. Si pensamos en la secuencia de acciones, lo cómico se estructurará como un cambio no habitual en su transcurso, si pensamos en el texto y su interpretación, el enunciado tomará distancia de la expectativa previsible en su enunciación.

Intentando aproximar un paso más, nos dimos cuenta de que el concepto de lo cómico no nos permite metodológicamente avanzar en el análisis de las muestras que tomamos. La razón de ello es que era ciertamente forzado nombrar como cómico aquello que estamos mirando que a modo de síntesis, se trata de obras teatrales que en su temática se refieren a aspectos trágicos de la humanidad o lo humano pero en su forma el tratamiento dado produce efectos risibles.

La cuestión que tal vez más incomoda es que hablar de lo cómico nos remite demasiado al género y precisamente, el corpus que tomamos claramente no pertenece al género. Es por ello que vimos necesario realizar un esquema en el que podamos ubicar este corpus de obras. Y fue entonces que pensamos en el concepto de humor. Este concepto, reenvía a un estado que puede ser tanto “bueno” como “malo” y de alguna manera, aunque abordamos el humor risible, nos desligamos de una asociación cristalizada.

Ahora bien, llevando el concepto a nuestro campo, el de la estética, implica tratar de definir el humor (como diferente al campo de lo cómico) y observamos que se lo ha analizado desde varios puntos de vista, desde el arte, la filosofía, hasta la ciencia sin llegar a una sola conclusión. Por esta razón, no se puede partir de una sola concepción del humor.

Sin embargo, encontramos que es más frecuente la utilización de la definición tradicional de humor que fue aportado por S. Freud en el año 1927 y que la encontramos analizada por O. Steimberg en Sobre algunos temas y problemas del análisis del humor gráfico:

“El locutor del dicho humorístico tematiza o manifiesta en principio un sufrimiento, una ofensa recibida del mundo exterior. El efecto placentero -que también es descripto por Freud en tanto efecto compartido por emisor y receptor- devendría de un ahorro en emoción, al subordinarse la ofensa al principio del placer a través de la confirmación, mediante el acto de humor, de la "grandeza" del yo” (Steimberg, 2001)

En consecuencia, no pareciera muy desacertado considerar al humor como una categoría -estética- y ubicarlo en el medio entre lo cómico y lo trágico y asimismo, distanciándose de las emociones suscitadas por lo trágico y lo cómico, es decir, que en el medio de esos dos ejes podríamos encontrar obras teatrales que a través del recurso humorístico pongan en tensión lo trágico y lo cómico, al mismo tiempo que se distancia de uno y otro.

La negrura que le agregamos es para darle una mayor precisión al lector y de esta manera pueda anclar el concepto de negro con el corpus que trabajamos. Aunque Pavis habla de comedia negra, al mismo tiempo se retracta señalando que “de la comedia la obra sólo tiene el nombre”[1]. De esta manera, si hablamos de humor negro se sabe que son textos que se refieren al mundo de manera pesimista.


Humor en escena

¿De qué manera entonces aparece el humor? ¿Cuáles son sus procedimientos? ¿Cuáles son los principales elementos que participan en al construcción del humor?

Para realizar un análisis de cómo los procedimientos humorísticos aparecen en escena recordamos casi accidentalemente dos conceptos del teórico teatral Patrice Pavis que nos parecen claves, dado que nos podrían permitir abordar al teatro desde sus reglas de generación para luego pensar en su procedimiento humorístico.

El primero de ellos define a la composición paradójica como la técnica dramatúrgica con la que cuenta el escritor con el fin de invertir la perspectiva de la estructura dramática.

Pavis señala al menos dos maneras en que puede darse esta inversión:

a-      El Intermedio cómico que consiste en insertar un episodio cómico en plena situación trágica.
b-     La figura de la ironía que consiste en mostrar la ironía del destino de un personaje trágico

¿Será posible pensar la composición paradójica como un recurso con la que cuenta el humor?

Vayamos al ejemplo: la obra Campocómico (2005) con dramaturgia de Javier Santanera y José Luis Valenzuela y dirigida por este último, está principalmente basada en la trilogía de Primo Levi, y sus relatos de sobrevivir el Holocausto.

La obra tendrá entonces, como universo temático el campo de concentración y de este fondo resalta el personaje de un prisionero que a su vez se convierte en un contador de chiste y realiza su show con cierto reenvío al stand up. Los chistes tienden mayoritariamente a referirse a la supervivencia en  el campo. Y será esta tensión el elemento que configura el monólogo de principio a fin.

Observamos que la obra comienza con una serie de chistes que funcionan como carta de presentación del cómico. De este modo, se obtiene un primer plano que dista del prisionero. De a poco, el contenido de los chistes vira hacia la zona oscura del campo y aparece un segundo plano.

Podría decirse que los dos elementos de la composición paradójica se encuentran presentes en este texto. Veamos un ejemplo de intermedio cómico en la siguiente réplica:

-(…) Se escucharon varios disparos, un largo silencio y ya nunca más volvió (Shepszel) a escuchar a su mujer ni a sus hijas.
Dichoso de él, diría Elías (…)-

Y al revés:

El personaje se prende un cigarro mientras hace aparecer carteles con los siguientes textos:

-(…) ¿Es lindo el amor, no? / 14 meses dura la pasión /  16 días la alegría por ganar la lotería / 1 hora la conmoción mundial por la masacre de Krieve / 15 minutos la muerte en cámara de gas  (…)-

Con respecto a la figura de la ironía, la vemos claramente en el final cuando el personaje cierra su show:

-(…) ¿El espectáculo no les gustó? Les pido mil disculpas. Disculpas, disculpas, disculpas, disculpas, disculpas…
¡Ah! Ya entiendo. Lo que ustedes están esperando es el remate de esta historia. Lo único que interesa en realidad es el remate, es lo más importante. No se preocupen, amigos, puedo asegurarles que tengo preparado para ustedes un buen remate (…)
Comencemos, ¿Cuánto me dan por este gorro que perteneció al minero armenio Levon Bobosian? ¿Quién ofrece más? ¿Cuánto? ¡Un millón al señor!
¿Y cuánto por esta camisa que perteneció al poeta Tadeuz Borowski y luego pasó a manos de mi amigo personal, el ingeniero Primo Levi? ¿Cuánto señores? ¡Tres millones ahí!

Mientras sigue el personaje con el remate, se proyecta un texto a un costado en el que se observa un listado de países que fueron escenario de masacres y genocidios seguido por cifras millonarias que guiñan la cantidad de muertes de casa uno de esos países. Por otro lado, los objetos de remate son todos aquellos que se observan en escena más el vestuario del personaje. Asimismo, puede apreciarse que los objetos están claramente derruidos y las prendas  convertidas en harapos.


La perspectiva del humor

La noción de perspectiva también nos parece interesante evocar dado que nos remite a la idea de construcción de una mirada escénica. Es decir, el escenario puede pensarse como aquel espacio en el cual se calcula cómo será mirado lo que se expone. Esta variable, poco atendida, permite reconstruir el tipo de convención presupuesto.

En la obra traída a ejemplo vemos como la construcción del personaje es coherente con la perspectiva elegida: la ruptura de la cuarta pared. La obra construye dos personajes, el del contador de chistes, que a su vez invisibiliza al personaje del prisionero, pues se trata de un comediante y ya no un actor. El contador de chistes supone un efecto de borramiento en cuanto a la construcción de personaje y exige la ruptura de la cuarta pared puesto que el cómico se dirige al público creando un efecto de transparencia


A modo de cierre

Para finalizar diremos, en primer lugar, que es posible ver que esta obra en particular tiene una estructura con dos niveles de teatralidad que se cruzan. Se construyen dos espacios, dos personajes, dos historias. El espacio del stand up y el espacio del campo de concentración, el cómico que se desdibuja del personaje del prisionero, el relato del cómico y el relato del prisionero.

Además de estos cruces, la composición paradójica parece ser la estructura sobre la que se erige el texto y su puesta en escena. El aspecto cómico parece convocado por esa jocosidad propia del espacio del stand up y llevado a un espacio tortuoso. ¿Será que la estetización del humor procede como un filtro?

La distancia tanto con la identificación y la catarsis, como con el extrañamiento absoluto, la interpelación al público, la caída de la cuarta pared, mostrar el carácter construido del teatro… ¿Se podrán agrupar estos elementos dentro del campo del humor?

Según ciertas líneas de corriente teórica un rasgo característico de estilo de época, el de ésta, es la hibridación, la mezcla y cruces de lenguajes. ¿Será que el humor fue lo suficientemente permeable para dejarse nutrir por otras raíces?






Referencias bibliográficas

Genette, G. (Ed. 1982) Palimpsestos, Madrid: Ed. Taurus

Ibarra, I. (2010) “Tragedias y conflictos sociales en escena”. Trabajo presentado en el XIX Congreso Internacional de Teatro Iberoamericano y Argentino

Ibarra, I. (2011) “Estética de la creación teatral”. Trabajo aceptado para presentar en las II Jornadas de Crítica Genética

Nietszche, F. (Ed. 1998) El Nacimiento de la tragedia, Madrid: EDAF

Pavis, P. (Ed. 2007) [1998] Diccionario del teatro. Dramaturgia, estética, semiología. Bs As: Paidós

Steimberg. O. (2001) “Sobre algunos temas y problemas del análisis del humor gráfico” Signo y seña, Instituto de Lingüística, Facultad de Filosofía y Letras, UBA

Toker, Rudy y Eliahu (2003) Odiar es pertenecer y otros chiste para sobrevivir. Buenos Aires: Norma Editorial






Notas



[1] Habría que agregar que Pavis aproxima la comedia negra a la tragicomedia. Si decidimos apartar este género es porque de alguna manera no alcanza a definir nuestro corpus. Vemos que los aspectos temáticos que regularmente se presentan en lo tragicómico no corresponden totalmente a los reenvíos que observamos en el ejemplo que utilizamos.